Érase una vez, en un mágico lugar, transparente pero lleno de escondites, oscuro pero brillante; una niña. Vivía en una torre rodeada de árboles y flores de todos los colores. El interior de la torre era muy bonito pero para ella era triste y aburrido. Y no podía salir nunca de alli. Por eso por la noche saltaba por la ventana y correteaba entre las flores, rodando por las colinas hasta que llegaba a un río plateado en el que se bañaba imaginando ser un pez feliz y libre. Una noche en una de sus aventuras, le parecío como el agua del río se enturbiaba y asomaba un cuerpecito como el de ella, nadando y chapoteando. Nunca habia visto a nadie por alli, asi que se acercó curiosa.
-hola!¿juegas conmigo?
Rieron y jugaron hasta el amanecer. Se abrazaron y prometieron verse todas las noches hasta que saliera el sol.
Durante años pasaron noches interminables de alegría y felicidad en ese lugar en el que las flores cantaban y el río acunaba sus inocentes cuerpos. Un día la niña le preguntó:
-¿Porque vienes siempre aqui? ¿No tienes más amigos con los que jugar esta noche?
-Si,pero sueño contigo todas las noches, asi que quería volver a verte.
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